Arqueólogos mexicanos descubrieron un laberinto de templos de piedra en cuevas subterráneas, algunas de ellas sumergidas bajo el agua y con huesos humanos. Para los antiguos mayas se trataba de un portal por donde las almas de los muertos entraban al infierno.
La península del Yucatán revela un complejo arquitectónico de 11 templos sagrados, y lo que podrían ser restos de sacrificios humanos.
Según los arqueólogos, los mayas creían que el complejo subterráneo de cuevas sumergidas bajo el agua, conducían hacia recintos secos, los cuales eran el camino al infierno, conocido como Xibalba.
Los trabajos de excavación de los últimos 5 meses revelan esculturas en piedra y cerámica como ofrendas a los muertos.
Los mayas construyeron asombrosas pirámides y elaborados palacios en América Central y el sur de México, antes de abandonar misteriosamente sus ciudadelas en el IX siglo.
Describieron el viaje hacia el Xibalba en el texto sagrado de Popul Vuh, originalmente escrito en jeroglíficos en grandes papiros, para después ser transcrito por los conquistadores espa?oles.
Diferentes grupos mayas que vivieron en el sur de México, el norte de Guatemala y Belice cuentan con sus propias entradas al mundo de los muertos, casi siempre bajo un sistema de cuevas enterradas en la jungla.
En el sitio del Yucatán se encontró un jarrón de cerámica con una antigüedad de mil 900 a?os, sin embargo la mayoría de los objetos datan del período entre el a?o 700 y 850 de nuestra era.