Respuesta: Golpear el contrabando de objetos de valor cultural es un rompecabezas mundial, y es una tarea aún más ardua para China, país con cinco mil a?os de historia. Según el Informe de la UNESCO sobre el transporte y venta ilegales de propiedades culturales, hay 1.630.000 objetos de valor cultural de China en 218 museos de 47 países y más de diez millones en manos de coleccionistas individuales. La aplastante mayoría de estos objetos salieron al ultramar al ser robados de tumbas antiguas por depredadores desaforados.
En China la pérdida de objetos de valor cultural se debe a varias causas. En primer lugar, su civilización continua de cinco mil a?os le ha legado una infinidad de objetos de herencia cultural y le ha valido un estatus especial en este campo en el mundo, pero al mismo tiempo la ha convertido con el tiempo en una fuente de tales objetos codiciada por los comerciantes internacionales dedicados a su venta. Siendo un gran país poseedor de objetos de valor cultural, China abunda en riquezas culturales ya bajo suelo o en tierra, estas riquezas se remontan a diferentes épocas y están ampliamente distribuidas, y muchas tumbas antiguas, ruinas históricas y figuras escultóricas a la intemperie están prácticamente fuera de control. En a?os recientes, según estadísticas parciales, ocurrieron más de 100 mil excavaciones ilegales de tumbas antiguas en diversas partes del país y fueron destruidas más de 200 mil, y de esta barbaridad ni pudieron salir ilesos algunos monumentos o edificios colosales en tierra.
En segundo lugar, de a?os a esta parte el transporte y venta ilegales de objetos de valor cultural han llegado a ser un enorme comercio en el mundo. Sus ganancias astronómicas, aventajadas tan sólo por las del comercio de drogas y de armas, han provocado la propagación de la delincuencia relacionada con estos objetos en China.
Y en tercer lugar, aparte del robo de tumbas, la escasez de fondos y personal ha hecho floja la administración de los museos. La pobre administración de éstos y el robo de los custodios mismos se han convertido en la segunda fuente más importante de objetos de valor cultural para el mercado de contrabando de tales objetos en China. Tan sólo en 2004, según datos de la Administración Estatal de Patrimonio Cultural, se produjeron 40 robos de objetos de valor cultural (sin contar los casos de robo de tumbas, contrabando y venta ilícita de tales objetos) en todo el país y se perdieron 222 objetos de esta clase, mientras el número de casos ocurridos subió en 81,5% frente al a?o anterior, pero apenas siete fueron detectados, menos del 20% del total.
En a?os recientes, a medida de la pérdida de objetos de valor cultural, el contrabando se ha agrandado de escala en China, sus formas se han diversificado, su salida ha pasado de cantidades peque?as llevadas consigo por viajeros individuales al escondimiento en contenedores y a cantidades masivas y géneros variados a través del correo de entrega rápida, sus portadores o remitentes son más complicados y sus destinos principales son la República de Corea, Japón, Estados Unidos e Inglaterra.
Para proteger la herencia cultural del país, el Gobierno chino ha gastado enormes esfuerzos. Por un lado, se ha rectificado con energía el orden del mercado de objetos de valor cultural como punto prioritario, al tiempo que las aduanas han aumentado el personal de inspección y se han dotado de equipamientos más avanzados para examinar los objetos de salida disfrazados. Por el otro lado, China ha fortalecido la cooperación con el extranjero para combatir en común con los países pertinentes el robo y contrabando de tales objetos.
Lo que es más, la ley de China ha especificado con rigor la delincuencia en materia de objetos de valor cultural. Se aplican penas de plazo limitado, cadena perpetua y multas a los delincuentes de contrabando, robo, destrucción deliberada, compraventa y cesión ilegal de tales objetos, y hasta la pena capital si la suma involucrada es enorme o el caso es muy grave. En 2006 China designó al segundo sábado de cada julio “Día de la herencia cultural” del país. Esto muestra en cierto sentido la alta atención que presta el Gobierno chino a la protección de esta herencia.
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