Respuesta: Ya más de 600 atrás, a un chino lo embargó el sue?o de navegar por el espacio. Ese hombre, llamado Wan Hu, se amarró varios cohetes al cuerpo para volar al cielo, y claro que no logró cumplir su ambición. Pero la posteridad siempre ha admirado con respeto su haza?a. Por ello la Unión de Astronomía Internacional designó en especial una monta?a circular en el lado opuesto de la luna “monta?a Wan Hu” en su honor.
La navegación espacial tripulada es la ingeniería de vuelos espaciales más complicada y más difícil en lo tecnológico en el mundo actual y representa la fuerza de un país en el campo de la ciencia y tecnología y en el de la economía. China emprendió su ingeniería de navegación espacial tripulada en 1992, que comprende tres etapas según el plan. En la primera se lanzan naves sin tripulación y naves tripuladas, se envían a astronautas a salvo a órbitas cercanas a la Tierra, se hace una cantidad moderada de observaciones de ésta y experimentos científicos, se hace regresar a los astronautas a salvo a la Tierra, para así realizar un avance sustancial en la navegación espacial tripulada. En la segunda etapa se pone énfasis en la salida de la cápsula, el experimento de encuentro y acoplamiento, el vuelo autónomo por largo tiempo y un laboratorio espacial con cuidado humano por corto tiempo, para establecer lo más pronto posible un gran sistema de ingeniería espacial completo y conjugado y resolver los problemas de aplicación espacial a cierta escala. Y la tercera etapa se dedica a establecer una estación espacial aún mayor con cuidado humano. La culminación las metas de las tres etapas requerirá de unos quince a?os de tiempo.
El 15 de octubre de 2003 el astronauta chino Yang Liwei se elevó sin inconvenientes al espacio a bordo de la nave Shenzhou V y aterrizó de regreso a salvo, realizando con éxito el sue?o milenario de la nación china de volar al espacio y convirtió a China en el tercer país capaz de desarrollar vuelos espaciales tripulados de manera independiente después de la ex Unión Soviética y Estados Unidos. Luego, en octubre de 2005, el exitoso lanzamiento y aterrizaje de regreso de la nave Shenzhou VI marcaron la conclusión satisfactoria de la ingeniería de la primera etapa de navegación espacial tripulada y el comienzo de la segunda etapa. En esta etapa se emprenderán la investigación y el desarrollo para la salida de la cápsula y el acoplamiento de naves.
Para cumplir las metas de la segunda etapa y establecer una estación espacial, China está desarrollando cohetes de gran propulsión con hidrógeno líquido, oxígeno líquido y queroseno de oxígeno líquido como combustible. Su uso permitirá elevar la capacidad máxima de envío de los cohetes portadores chinos desde las 9,5 toneladas en la actualidad a 25 y la capacidad de envío por órbitas geoestacionarias desde las 5,2 toneladas a 14.
En comparación con otros países, China emplea gastos relativamente pocos en la navegación espacial tripulada. En los trece a?os que van de la constitución del proyecto al 2005, se gastaron en total cerca de 20.000 millones de yuanes renminbi, incluidos 8.000 millones para la construcción de instalaciones como el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, el Centro de Entrenamiento de Astronautas y el Centro de Navegación Espacial de Beijing. Además de posibilitar el ensamblaje total, las mediciones y los ensayos de las naves tripuladas, estas instalaciones también proporcionan condiciones para la fabricación de satélites y sirven de bases para el desarrollo continuo de los vuelos espaciales tripulados del país. Otros 10.000 millones de yuanes fueron dedicados a la construcción de siete sistemas, comprendidos las naves Shenzhou, los cohetes portadores y la ingeniería de navegación espacial tripulada; entre esa suma se gastaron 900 millones de yuanes en cada uno de los cuatro vuelos sin tripulación, y 1.000 millones de yuanes en cada uno de los vuelos tripulados.
China es un país en vías de desarrollo con 1.300 millones de personas y una civilización de cinco mil a?os. El uso pacífico del espacio en beneficio de toda la humanidad es su posición consecuente para desarrollar la navegación espacial. En 2005, cuando se lanzó la nave Shenzhou VI, sus dirigentes proclamaron de nuevo ante el mundo que China lanza naves espaciales precisamente con el propósito de uso pacífico, pero que nunca se unirá a la competencia militar en el espacio.
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