Respuesta: Hemos notado la polémica en los países pertinentes en torno a los cultivos agrícolas transgénicos y la seguridad de los alimentos a base de ellos. Para China es imposible negar por completo estos alimentos como hacen los países europeos, porque sus condiciones nacionales son diferentes. Como es sabido de todos, la agricultura tiene un peso decisivo en la economía china. Con menos del 7% de las tierras cultivadas del mundo, China ha alimentado al 22% de la población mundial, por lo que siempre encara una enorme presión de alimentos. Para ella la biotecnología representa el rumbo de desarrollo y le trae esperanzas para la solución a una serie de problemas como la creciente escasez de recursos naturales, la desertización y la contaminación ambiental cada vez más grave.
Ya en los 1980, China fijó la biotecnología como la primera de las siete altas tecnologías del Estado. Luego, en el Informe sobre las condicionas nacionales No.5, publicado en 1997, se presentó la bioingeniería como salida para la agricultura en relación al pronóstico del problema de cereales en el siglo XXI.
La política china relativa a la modificación genética es de “estudio activo y aplicación prudente”. El estudio se centra en la soja, el maíz, el algodón, el arroz y frutas, se experimentan unos 200 genes con algo más de 60 cultivos, y la tecnología de modificación genética ha madurado para una partida de cultivos. China se ha convertido en el segundo poseedor de la propiedad intelectual propia del algodón resistente a la peste y su desarrollo del arroz transgénico es de nivel mundial avanzado. En la actualidad su número de genes modificados y cultivos relacionados se está engrosando de continuo. Aparte de genes resistentes a insectos, enfermedades y hierbas, China está estudiando también otros resistentes al frío y la sequía y favorables al mejoramiento de la calidad y a la eliminación de la contaminación ambiental. Sin embargo, aún tiene una considerable brecha con los países desarrollados en la profundidad y amplitud del estudio y en el potencial de desarrollo.
Para mantener la biodiversidad y proteger el ecosistema y la salud humana, desde 1993 China ha promulgado una serie de leyes y ordenanzas sobre la seguridad de los organismos vivos transgénicos. En mayo de 2002 se estableció en especial el Comité Estatal de Seguridad de Organismos Vivos Agrícolas Transgénicos, a cargo de fortalecer este trabajo.
Dentro del marco de estas leyes y ordenanzas siempre hemos mantenido una actitud prudente sobre la divulgación de la siembra y el desarrollo comercial de cada cultivo agrícola transgénico, hemos exigido que estos trabajos deben pasar por cuatro etapas: experimento intermedio, liberación en el medio ambiente, experimento de producción y certificado de seguridad, con cada etapa de uno a dos a?os, y con control aún más riguroso sobre algunos genes especiales. Hasta la fecha, en China sólo se ha aprobado la producción comercializada del algodón, el tomate y la pimienta dulce transgénicos, pero no de ningún cultivo de cereal o aceite transgénico. Incluso todavía se está examinando para la aprobación la producción comercializada del arroz resistente a enfermedades, que es uno de los principales cereales de China y cuyo estudio ha durado cerca de veinte a?os. De ahí se nota que el procedimiento es muy riguroso.
China ha ratificado su ingreso en el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, de las Naciones Unidas. Esto marca su conexión en el manejo de organismos vivos transgénicos con la práctica internacional y le ayudará a este país populoso y gran productor de cereales a elevar el nivel de seguridad al respecto.
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