Yau Wan Kong, un migrante de Hong Kong de 30 a?os de edad y propietario de una cafetería en Lhasa, capital del Tíbet, ha dado la bienvenida a una estable corriente de clientes regulares desde que su negocio reabriera dos semanas atrás.
Yau, quien gestiona la cafetería Spinn Cafeto de 40 metros cuadrados con sus amigos de Tailandia, indicó que su establecimiento cerró durante 11 días debido a los disturbios ocurridos el pasado 14 de marzo.
La cafetería estaba abierta desde las 10:00 de la ma?ana a la medianoche, pero después de los disturbios, acortó el horario de las 14:00 a las 23:00 horas.
"La mayoría de las tiendas en nuestra cuadra han sido reabiertas. Es seguro hacer negocios aquí. Ahora me siento tranquilo", dijo.
Su ingreso está regresando de manera estable a su nivel normal. "La mayoría de los visitantes en estos días son locales, que vienen alrededor de las 19:00", indicó.
Yau confía en que su negocio mejorará a medida que el turismo se recupere. "Tengo un profundo amor por el Tíbet", expresó el empresario hongkonés, que ha contratado a un gerente y otros cuatro empleados tibetanos.
La vida cotidiana también ha vuelto a la normalidad. Yau permanece en la cafetería por la tarde, ayuda a limpiar el almacén o la cocina, y aprende el idioma tibetano de sus empleados o les ense?a inglés, según Yau.
"Algunas veces voy a la casa de unos amigos de Sichuan para probar 'hot pot' (olla peque?a que tiene fuego en el interior para calentar platos o sopa mientras se come). Estos amigos son pintores que esperan que más turistas retornen a Lhasa para continuar sus negocios", contó.
Losang, un empresario de 28 a?os, procedente de Nepal, gestiona dos restaurantes en Lhasa, y tuvo que cerrarlos debido a los disturbios. Sin embargo, su restaurante de bistec tibetano ya ha sido reabierto.
"Aunque son menos visitantes que antes, el negocio se está recuperando. Continuaré mi negocio aquí", expresó Losang en chino fluido.
Ursula Rechbach, de Eslovenia, ha trabajado más de ocho a?os en un proyecto para fortalecer la medicina tradicional tibetana en Lhasa.
Rechbach, de 50 a?os de edad, dijo que le gustó la ciudad cuando vino a Lhasa en un viaje en 1995.
Recordó que almorzó con colegas tibetanos el pasado 14 de marzo cuando tuvieron lugar los disturbios. Sus colegas la acompa?aron rápidamente a su hotel.
"Nuestro trabajo se ha reanudado y la vida también ha vuelto a ser tranquila", dijo la eslovena, quien está ocupada en un programa en colaboración con la Sociedad de la Cruz Roja de la región autónoma del Tíbet para promover la medicina tibetana en las zonas rurales de la región.
Un empleado de la tienda Zhuofanlin, que vende artesanías tradicionales locales a turistas, dijo que su establecimiento había empezado a vender los objetos de arte en línea a fin de explorar el mercado fuera de Lhasa.
La tienda es gestionada por el Fondo de Alivio a la Pobreza del Tíbet, una organización estadounidense que ayuda a los tibetanos pobres mediante la capacitación y financiamiento.
Según la organización, la tienda ganó más de dos millones de yuanes (cerca de 281.000 dólares) el a?o pasado mediante la venta de las artesanías tibetanas.
El empleado pronosticó que el mercado podrá volver a normalidad en mayo próximo, cuando la región se reabra oficialmente a los turistas. Fin