La industria china de seda en apuros
Qian Xiaoping, experta en seda, dice: “En la primera mitad del siglo XV, cuando Zheng He, por orden del emperador, navegaba hasta áfrica al mando de las flotas más gigantescas del mundo, quizá no habría presagiado que la seda producida en China volvería aquí con marcas prestigiadas de Italia y Francia a ocupar nuestro mercado de productos de alta categoría”.
Ya en el momento de los preparativos para el establecimiento del Museo de Seda de Suzhou, Qian consideraba que era importante reforjar las marcas de seda nacional, y que urgía despertar en el pueblo la pasión por la cultura de la seda antes que estimular el entusiasmo de los fabricantes por desarrollar marcas chinas. Es por esto que hoy se atarea coleccionando muestras del satén Zhang, el terciopelo, la seda Taffeta, el satén Liuxiang, el satén de aroma antiguo del pasaje, etc., para precaver su desaparición. “Mientras han muerto muchos artesanos veteranos, son cada vez menos las personas que los relevan”, dice con tristeza, a?adiendo que en cambio, en Japón, país vecino, “l(fā)os artesanos de la seda son apreciados como tesoros del país”.
El hilo del capullo del gusano de seda es adorado como la “reina de las fibras” gracias a su tacto suave, lustre y hermosura naturales. En otros tiempos la seda era un lujo exclusivo de la casa real, la aristocracia y los opulentos. En la actualidad, debido al rápido crecimiento de la demanda en el extranjero, en China han nacido muchas empresas que producen y exportan gran cantidad de seda barata o que producen con marcas de otros países sólo para obtener ganancias míseras.
A principios de este a?o, Qian Xiaoping, que frisa en los setenta, vio salir a luz las Obras completas de las artesanías tradicionales de China--Tejeduría y te?ido de la seda con ella como redactora en jefe, de 800 mil caracteres. Comenta que aun en caso de que se perdiera la artesanía de la seda, las generaciones posteriores podrían conocerla leyendo estos libros.