La historia de los vestidos bordados en China data del pasado remoto. Las muestras más antiguas descubiertas proceden de la Dinastía Shang (s. XVI-XI a.C., aprox.). En las zonas con fuerte presencia de las minorías étnicas, incluyendo Guizhou, Yunnán, Guangxi y Hunán, las habilidades para el bordado siguen transmitiéndose de la forma original de madres a hijas.
Las muchachas locales aprenden las técnicas del bordado de sus madres y confeccionan ropas bordadas no sólo para ellas, sino también para los hijos que tengan en el futuro. Sus bordados delicados y refinados son una muestra de la rica artesanía tradicional de China.
Portabebés con dibujo de la luna, el sol y árboles, Etnia Dong, comarca de Liping (Guizhou)
Desde la década de los 80, el Museo Nacional de Arte de China (NAMOC) ha venido reuniendo unas 3 mil piezas de vestidos étnicos y portabebés de decenas de grupos étnicos locales de Guizhou, Yunnán, Guangxi y Hunán. Entre las piezas, los bordados para ropa infantil son los ejemplos más exquisitos, pues representan el amor maternal y son una parte importante de la cultura vestimentaria y textil china.
Los portabebés son colchas con unas bandas anchas en las que se envuelve al bebé para luego atarse a la espalda de la madre. Desde el punto de vista funcional, el portabebés permite a la madre tener las manos libres para llevar a cabo sus tareas diarias, así como cuidar del bebé. Al mismo tiempo, hace que el bebé se sienta seguro y acerca a la madre y al ni?o más aún.
En la tradición de las etnias del suroeste de China, los portabebés son mayoritariamente un regalo de la familia materna del ni?o, que se ofrece al nacer el bebé o cuando cumple el primer mes de vida. “Los portabebés hunden sus raíces en lo más profundo de los tiempos”, así reza una canción popular.
El portabebés estrecha los vínculas entre las dos familias, con las bendiciones de la abuela materna y contribuyendo al honor de la nueva madre y al de la familia del padre.