La habilidad y el trabajo han sido trasmitidos desde la dinastía Ming. Desde que se fundó la Nueva China, han sido creadas numerosas nuevas variedades que disfrutan de una elevada reputación tanto en el país como el extranjero, destino de muchos de estos productos.
Tres son los estilos de cloisonné más comunes: cóncavo, convexo y plano. El método de acabado determina la apariencia final. En el cloisonné cóncavo los cloisons no quedan completamente llenos. La acción capilar hace que la superficie del esmalte quede curvada hacia arriba contra el alambre cloisonné cuando el esmalte es fundido, produciendo una apariencia cóncava. El cloisonné convexo se produce desbordando cada cloison en la última cocción. Esto da al color de cada área la apariencia de montículos ligeramente redondeados. El cloisonné plano es el más común. Después que todos los cloisons son llenados de esmalte se pule la superficie con un equipo lapidario para dejarla lisa, empleando la misma técnica que se usa para pulir la piedra cabujón. La superficie del alambre cloisonné es pulida para que quede al mismo nivel del esmalte y tenga un brillo vivo. Algunos esmaltes cloisonné son galvanoplateados con una fina capa de oro, la cual no se pone negra como la plata.
Todos los productos son bellas y elegantes piezas moldeadas, brillantes y deslumbrantes en colores y espléndidas y gráciles por su dise?o. Esta artesanía es muy famosa en Beijing.
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