El gobierno de Estados Unidos rechazó el lunes los planes de reorganización de los fabricantes de automóviles General Motors (GM) y Chrysler LLC pero les dio en cambio un periodo de 60 días más para que dise?en un plan de reestructuración más ambicioso.
Sin embargo, los expertos en el sector opinan que los dos fabricantes aún tienen por delante unas inciertas perspectivas, aunque siguen teniendo potencial para sobrevivir en estos tiempos tan duros.
Los dos gigantes de la industria automotriz estadounidense GM y Chrysler tienen ahora unos periodos de 60 y 30 días respectivamente para realizar una nueva reestructuración con un préstamo del gobierno a corto plazo. Sin embargo, el gobierno advirtió a las dos empresas que se les retirarían las ayudas si no pueden realizar los cambios requeridos.
"No podemos, y no debemos, y no dejaremos que nuestra industria automotriz simplemente desaparezca", dijo el lunes el presidente de EEUU, Barack Obama, mientras anunciaba que su gobierno dará este tiempo extra a las fabricantes.
"Mi adminsitración ofrecerá a GM y a Chrysler un periodo de tiempo limitado para trabajar con los acreedores, los sindicatos y los accionistas para realizar la reestructuración de forma que pueda justificar la inversión de más dólares provenientes de impuestos; un periodo durante el cual deben dise?ar planes que den al pueblo estadounidense confianza es sus perspectivas de éxito a largo plazo", afirmó Obama.
"Lo que pedimos es difícil. Requerirá que las empresas tomen decisiones difíciles", declaró el presidente. "Requerirá que los sindicatos y los trabajadores, que ya han realizado concesiones muy duras, realicen aún más. Requerirá que los acreedores reconozcan que no pueden esperar que el gobierno ofrezca siempre planes de rescate. Sólo entonces podremos pedir a los contribuyentes, quienes ya han puesto mucho de su duramente ganado dinero, que inviertan otra vez en una industria automotriz revitalizada."
La junta de la Casa Blanca para el sector automotriz, liderada por el ex banquero Steve Rattner, dise?ó un plan de cambio completo para las dos fabricantes. El plan destituyó al director ejecutivo de GM Rick Wagoner y aprobó el nombramiento de un presidente provisional. Además, la junta anunció que GM planea sustituir a la mayor parte de su junta directiva en los próximos meses. El plan también exige a Chrysler que se alíe con la italiana Fiat SpA para obtener un préstamo del gobierno de 6.000 millones de dólares.
Las dos fabricantes, que se enfrentan a una posible quiebra, no tienen más remedio que acogerse a este plan del gobierno, por muy duro que sea.
El nuevo director ejecutivo de GM, Fritz Henderson, afirmó que "tenemos importantes retos por delante y una fecha límite muy cercana. Confío en que una GM más fuerte y saludable tendrá un papel importante a la hora de revitalizar la economía de EEUU y reestablecer su liderazgo en el sector tecnológico y su independencia."
El presidente y director ejecutivo de Chrysler, Bob Nardelli, declaró por su parte que "aunque sabemos que tenemos muchos obstáculos que superar, Chrysler está comprometida a trabajar con Fiat, con la administración, con el Tesoro de EEUU y con la fuerza de trabajo para asegurar el apoyo de los accionistas necesarios."
Los analistas opinan que si las dos empresas no pueden hacer los cambios necesarios para satisfacer al gobierno, tendrán que declararse en bancarrota. Y si esto ocurre, dejarían a cerca de un millón de personas sin trabajo y hundirían aún más la producción económica del país.
La bancarrota "podría o no podría funcionar", afirmó Wagoner recientemente, reiterando que GM está intentando realizar su reestructuración fuera de la protección por bancarrota.
GM dijo en una declaración el lunes que durante los próximos 60 días, la empresa intentará solucionar los problemas más graves para mejorar la viabilidad a largo plazo de la empresa, incluida la reestructuración de las obligaciones financieras para los titulares de bonos, los sindicatos y otras partes implicadas.
Pero GM no descartó la posibilidad de ir a la bancarrota. La declaración dice "preferimos completar la reestructuración fuera de los juzgados. Sin embargo, GM tomará las medidas necesarias para reestructurar con éxito la empresa, lo que podría incluir un proceso revisado en los tribunales."
Los expertos del sector afirman que las fabricantes estadounidenses de automóviles tienen igualdad de condiciones en cuanto a costes de suministros, materiales y energía que las japonesas Honda y Toyota. ?Cómo pueden competir entonces? Obviamente por el coste de la fuerza de trabajo. Sin embargo, no va a ser fácil para los ejecutivos de GM resolver el problema del coste del trabajo.
GM ha pedido al sindicato United Auto Workers (UAW) que recorte los gastos en sanidad para jubilados desde los 20.400 hasta los 10.200 millones de dólares a cambio de acciones, como parte de un acuerdo para poder lograr un préstamo gubernamental de 13.400 millones de dólares, a pesar de que necesita hasta 16.000 millones más.
GM también quiere convencer a sus obligacionistas a que accedan a intercambiar deudas por valor de 27.500 millones de dólares a cambio de 9.200 millones de dólares y acciones de la empresa. Pero a los obligacionistas de GM les preocupa que el plan de reestructuración de la deuda de la empresa sigue estancado. Argumentan que los planes propuestos por la empresa le dejarán con una gran deuda en un momento en el que la economía sigue teniendo un incierto futuro.
Los analistas creen que una mayor reestructuración del sector automotor también puede encontrarse con más problemas laborales y con más resistencia por parte de los obligacionistas.
La realidad es simplemente como la ha descrito John Dingell, congresista democrático por el estado de Michigan: el camino por delante va a ser muy duro y doloroso, aunque el presidente Obama ha declarado que las dos empresas tienen potencial para emerger de la reestructuración como unas empresas más fuertes y más competitivas. Fin