El huracán ‘Gustav’ tocó tierra ayer en el estado de Louisiana, en el sur de Estados Unidos, luego de causar al menos 96 muertos y miles de damnificados a su paso devastador por el Caribe.
Gustav impactó a Estados Unidos cerca de la localidad de Cocodrie, a unos 110 kilómetros al suroeste de Nueva Orleans, con vientos de 175 kilómetros por hora que lo calificaron como un huracán de categoría dos en la escala Saffir-Simpson, de un máximo de cinco.
Desde su aparición el pasado 25 de agosto como el séptimo organismo ciclónico formado en el Atlántico esta temporada, el meteoro despertó la alarma en naciones como República Dominicana, Haití y Cuba, sobre todo por su rápida evolución.
Su impacto en territorio dominicano ocurrió el martes 26, ya con rango de huracán y vientos de hasta 154 kilómetros por hora, causando ocho muertos así como centenares de viviendas afectadas e inundaciones en las provincias de Santo Domingo, San Cristóbal, Sánchez Ramírez y Distrito Nacional. Las crecidas de ríos, arroyos, ca?adas y los graves problemas de drenaje pluvial, principalmente en sectores marginales de la capital dominicana, obligaron a la evacuación de unas 1.500 personas.
Posteriormente, "Gustav" se estacionó un día en suelo haitiano, donde causó la muerte de 76 personas, además de deslaves, inundaciones considerables y pérdidas de los techos de numerosas viviendas debido a los fuertes vientos y lluvias con acumulados de más de 62 centímetros.
Las autoridades locales reportaron más de 10 mil familias damnificadas y más de dos mil casas destruidas, junto con severas afectaciones en los sistemas eléctricos y de comunicaciones. Por otra parte, también la agricultura quedó muy afectada, sólo en el sureste haitiano el 75 por ciento de los terrenos cultivados quedaron destruidos.
De las monta?as de Haití el meteoro salió degradado y convertido en un sistema débil por la circulación de los vientos, sin que se definiera su centro.
No obstante, durante su avance con rumbo a Jamaica el fenómeno se reorganizó como huracán, y la intensidad de las ráfagas de vientos superiores a los 100 kilómetros por hora causaron similares desastres en esa isla, tras cobrar la vida de 12 personas y provocar enormes destrozos en casas, carreteras y puentes.
Más adelante tocó el turno a Cuba, donde "Gustav" entró el sábado pasado con categoría cuatro por el lado de la Isla de la Juventud, al sureste de La Habana. El municipio especial quedó asolado, el agua del mar cubrió casas a una altura de dos metros, el sistema eléctrico "colapsó" e imágenes televisivas mostraron dos embarcaciones que fueron a dar al centro de Nueva Gerona, la principal ciudad del territorio.
Pocas horas después cruzó de sur a norte la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental de la isla, con vientos máximos sostenidos de 240 kilómetros por hora y rachas de hasta 340 kilómetros por hora, que marcaron un récord en el país.
Localidades como Los Palacios quedaron prácticamente destruidas, y aunque varias personas sufrieron lesiones leves, no hubo pérdida de vidas humanas, según informó la Defensa Civil, que evacuó a más de 300 mil personas.
Organismos internacionales han reconocido que Cuba es una de las naciones del área mejor preparadas para enfrentar estos fenómenos, con un sistema de alerta temprana y efectivos planes de prevención y de reducción de desastres, así como una buena respuesta durante la fase de recuperación y reconstrucción.
Mientras se cuantifican los da?os, reportes de prensa hablan de miles de casas derrumbadas o sin techo, cultivos anegados, redes de comunicación cortadas y torres de alta energía en el suelo.
Esta fue la estela desoladora dejada por ‘Gustav’, considerado uno de los ciclones más violentos de los últimos 50 a?os en el Caribe, región que apenas una semana antes fue azotada por la tormenta tropical "Fay", que causó 54 muertos en la región. Tras la pesadilla de ‘Gustav’, tercer huracán de la temporada, los meteorólogos prestan atención a la tormenta tropical "Hanna", que avanza de manera lenta por el Mar Caribe oriental.
"Hanna" se encontraba este lunes 320 kilómetros al norte-noreste de la Isla Gran Inagua, en las Bahamas, y se desplazaba hacia el oeste y el oeste-suroeste a una velocidad de cuatro kilómetros por hora.
En junio pasado, al comenzar la temporada ciclónica (que concluye el 30 de noviembre) meteorólogos de Estados Unidos pronosticaron que podrían formarse en el Atlántico entre 12 y 16 tormentas, el evento natural más peligroso en el área.
Según los cálculos, de esas tormentas que se formen en el Atlántico y el Caribe Oriental, entre dos y cinco podrían convertirse en huracanes de gran fuerza.