Contención difícil del desarrollo de China
A la par de conocer a fondo los puntos negativos de la actitud de la Unión Europea hacia China, se debe tener en cuenta tal como son los múltiples intereses comunes objetivos entre ambas partes. La “teoría de la oportunidad china” aún predomina en el sector económico y las personalidades sensatas de los círculos políticos de Europa. Partiendo de diferentes consideraciones, los gobiernos de los países europeos no pueden sino dar importancia al peso y la posición de China. Las relaciones bilaterales tienen todavía espacios para un mayor progreso.
China y Europa no constituyen recíprocamente una amenaza de seguridad debido a sus geopolíticas. Frente a los diversos desafíos no convencionales para la seguridad, ambas partes comparten la necesidad objetiva de intensificar la cooperación. China y Europa coinciden también en una serie de problemas internacionales de importancia. Sin participación de China será difícil solucionar muchos asuntos internacionales importantes del mundo de hoy. Para desplegar su papel de potencia grande, la Unión Europea necesita también valerse de China. Además, la economía de ambas partes tiene una gran complementariedad, un alto grado de interdependencia y grandes potencialidades de cooperación. Como mercado y lugar de inversión, China no podrá ser reemplazada por otros países en un futuro previsto. Continuar la cooperación económica y comercial bilateral corresponde a los intereses fundamentales de ambas partes. Tomando en consideración sus propios intereses, Europa no abandonará su cooperación con China, especialmente en la actual situación en que se ve una seria recesión económica en Europa.
Se puede afirmar que la Unión Europea no cuenta con la fuerza de una superpotencia ni la ambición por la hegemonía mundial y tampoco es capaz de contener de veras el crecimiento continuo de China. Si bien Estados Unidos y la Unión Europea tienen el sistema político y la concepción del valor idénticos o similares, son bastante agudas sus contracciones y rivalidad en lo económico y difieren sus criterios sobre la solución de los problemas internacionales, razón por la cual es imposible que formen del todo una unión antichina. Por otra parte, China atrae de modo enérgico a los europeos por su espléndida cultura e historia milenaria. Junto con el aumento de intercambios entre el personal de ambas partes, se desarrollarán sin cesar el conocimiento y el consentimiento de Europa respecto a China y perderá terrenos la propaganda enga?osa de los medios occidentales. La razón y los beneficios superarán finalmente a los prejuicios y el abismo ideológico.
En vista de los motivos arriba citados, la Unión Europea seguirá cambiando da faz en el nuevo a?o. Las relaciones sino-europeas presentarán tanto cooperación como fricciones y tanto apoyo mutuo como restricción recíproca, avanzando en forma zigzagueante en medio de cooperación y fricciones.
