El presidente de la República Checa, Vaclav Klaus, firmó finalmente ayer el Tratado de Lisboa, poco después de que la Corte Constitucional Checa corroborara su decisión de que el Tratado no contradice la constitución del país, eliminando así el último obstáculo que quedaba para la total ratificación del tratado.
Klaus, que había mantenido una postura escéptica y había anunciado con anterioridad que firmaría el Tratado si se permitía a la República Checa no participar en la Carta de Derechos Fundamentales del Tratado, dijo que respeta el veredicto de la Corte Constitucional.
El presidente checo que temía los posibles reclamos de propiedades por parte de alemanes étnicos despojados de sus tierras y propiedades y expulsados de la Repúblcia Checa después de la Segunda Guerra Mundial si firmaba el Tratado, vio su propuesta aceptada por los líderes de la UE la semana pasada.
Antes de la firma de los checos, el pacto ya había sido aprobado por las restantes 26 naciones miembros de la UE. Con esta última firma, los líderes de la UE pueden avanzar en el largamente esperado proceso de reforma, que incluye el nombramiento de una nueva Comisión Europea, así como la elección de un nuevo presidente y de un poderoso representante de Asuntos Exteriores.
