La visita de la secretaria de Estado estadounidense a Brasil no ha hecho más que poner de manifiesto las divergencias existentes entre ambos países sobre el programa nuclear iraní. La postura dura de Clinton, que aboga por la aplicación de sanciones contra Irán, no encontró el apoyo del canciller Celso Amorim, con el que se reunió ayer miércoles.
A pesar de que en la rueda de prensa realizada en tras el encuentro ambos diplomáticos coincidieron en que el objetivo de los dos países es el mismo, evitar que Irán desarrolle armas nucleares, también quedó claro que Brasil y Estados Unidos no están de acuerdo en la forma de conseguirlo, tal y como hacían preveer antes de la reunión las declaraciones del presidente Lula sobre el asunto, cuya opinión es que las sanciones que quiere aplicar Estados Unidos a Irán tan sólo tendrán como consecuencia una escalada en la violencia, en vez de una solución del problema.
Básicamente, aboga por un diálogo con Teherán, y no cree que sea adecuado poner al gobierno iraní entre la espada y la pared. Según ha opinado la propia secretaria de Estado estadounidense, "Brasil piensa que aún hay posibilidad de negociaciones. Nosotros creemos que un esfuerzo de Irán de buena fe en favor de las negociaciones sería bienvenido, pero hasta ahora no vimos ese esfuerzo. Por eso estamos consultando a nuestros amigos brasile?os, porque vamos a tener que tomar sanciones".
La secretaria de Estado recordó que Teherán está violando resoluciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y del Consejo de Seguridad de la ONU, advirtiendo que "Irán secretamente ha aumentado los recursos para el enriquecimiento del uranio. En octubre el gobierno de Irán rechazó una propuesta para reunirse a discutir con un grupo de países, y confirma nuestros miedos de que esté desarrollando armas nucleares”, a lo que a?adió que "El momento para la acción internacional ha llegado”.
Por otro lado, Clinton aseguró que "la puerta está abierta para negociaciones" si Irán muestra intención de dialogar de buena fe, pero, según ella, el gobierno de Ahmadinejad dice diferentes cosas a diferentes países, como Brasil, Turquía y China "para evitar sanciones internacionales", insinuación que fue rechazada por Amorim, que comentó a su vez que él mismo fue "embajador en la ONU en el momento crítico de la cuestión sobre Irak. Entonces las acusaciones de que tenía armas de destrucción masiva no se materializaron, pero el perjuicio de esa guerra para el mundo fue enorme”, tras lo cual puntualizó que “no creo que se vaya a repetir ese camino, entiendo que las sanciones propuestas por EEUU son para evitarlo".
El canciller brasile?o explicó también que Brasil considera que aún existe un margen para encontrar una solución basada en la propuesta surgida el a?o pasado, para que Irán pueda comprar el combustible destinado a su programa nuclear a otros países, pero que no avanzó, y explicó que "la espiral negativa que estamos viendo en los últimos tiempos ya se había visto en otros casos, y creemos que hay una posibilidad de intentar llegar a un acuerdo, por lo que vamos a decir al director de la AIEA que convoque a Irán y a otros países a negociar".
Para Clinton, sin embargo, el gobierno de Ahmadinejad no muestra interés en el diálogo, y su anuncio de que enriquecerá uranio al 20 por ciento, a pesar de ser insuficiente para construir armas atómicas, va en el sentido contrario. Según Clinton, "no vemos ningún esfuerzo real de los iraníes para responder al llamado de la comunidad internacional. Nosotros siempre queremos negociar, pero ahora creo que sólo después de que sean aplicadas sanciones Irán negociará de buena fe".
La postura de Brasil, por otro lado, fue apoyada por el anuncio de China esta misma semana en una reunión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) de que está a favor de proseguir con las conversaciones, sin que las presiones ejercidas por Estados Unidos últimamente a este respecto hayan dado tampoco sus frutos en Pekín.