BEIJING, 27 Abril (SPANISH.CHINA-ORG.CN/Agencias) - Un senado fuertemente dividido ha sido el principal impedimento para que no se iniciara ayer el debate sobre la reforma financiera en Estados Unidos. Los demócratas, que necesitaban 60 votos para conseguir aprobar la reforma, se quedaron a tres votos de la victoria, mientras que los 41 senadores republicanos votaban en contra de la iniciativa. Después de los dos votos demócratas en contra y las dos abstenciones republicanas de ayer, la re?ida votación previsiblemente volverá a sostenerse hoy martes, aunque sin que pueda preverse ningún resultado.
La reforma financiera, propuesta por el presidente del Comité Bancario del Senado, el demócrata Chris Dodd, y que se ha convertido en la nueva prioridad de la política interna del presidente Barack Obama tras completar la reforma del sector de la salud, pretende modificar algunas de las reglas básicas que rigen el sector financiero de EEUU.
La reforma pretende, en primer lugar, conseguir la disolución por ley de grandes empresas que podrían suponer un riesgo para la economía del país, en un intento de evitar futuros rescates financieros de gran calado pagados por los contribuyentes, lo que viene sucediendo desde a finales de 2008 como medida para paliar la crisis financiera.
Además, supone la creación de una agencia de protección de los consumidores y un aumento del poder de supervisión del estado federal del mercado de derivados financieros, cuyo valor se calcula en 450 billones de dólares y que son vistos como vehículos para una especulación peligrosa.
A pesar de que existe cierto consenso de que el país debe fortalecer las regulaciones sobre Wall Street después del colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008, los desacuerdos entre ambos partidos son también muy acusados, ya que los republicanos argumentan que la reforma supondrá una mayor carga financiera a los contribuyentes estadounidenses y podría no servir para evitar crisis futuras.
El presidente Obama, por su parte, manifestó estar "profundamente decepcionado" ante el bloqueo del debate de la reforma por parte de los senadores republicanos, a?adiendo que la reforma es necesaria porque ayudará a conjurar otra crisis financiera como la de 2008, y instando a los senadores al Senado a que "antepongan los intereses del país a los de su partido".
Por otra parte, los últimos sondeos de opinión realizados han dado como resultado un fuerte apoyo popular a la reforma financiera propuesta por los demócratas, de caso dos tercios de la población. La preocupación de los ciudadanos estadounidenses ante los desajustes provocados por Wall Street en la economía es comprensible si se tiene en cuenta que, después de lo ocurrido en 2008, los escándalos no parecen haber terminado aún, como demuestra que el Senado esté investigando en la actualidad un presunto nuevo fraude cometido por la financiera Goldman Sachs.