Mientras la crisis de la deuda en Europa no muestra se?ales de alivio en 2012, China y la Unión Europea (UE), dos de las principales economías del mundo, comienzan a sentir sus repecursiones en los tratos comerciales.
El comercio de doble sentido entre las dos partes experimentó una reducción del 4,1 por ciento interanual hasta 495.800 millones de dólares estadounidenses en el periodo enero-noviembre, según datos preliminares publicados por las aduanas chinas a principios de diciembre.
La caída en esos 11 meses, sin embargo, contrasta con el notable auge vivido en la pasada década, cuando el comercio cuadruplicado trajo beneficios sustanciales para ambas partes y dió un gran impulso al avance de las relaciones bilaterales. Al mismo tiempo, incrementó la necesidad de una cooperación más estrecha entre los dos principales socios comerciales del planeta.
En la cumbre China-UE celebrada en Bruselas en septiembre, el primer ministro chino, Wen Jiabao, destacó la importancia estratégica y la influencia global de las relaciones bilaterales y exploró la dirección futura de sus vínculos. Además, envió un mensaje positivo al mundo de que las dos partes insitieron en el diálogo y la cooperación, así como su compromiso con el desarrollo común.
Ambas partes están comprometidas a hacer convergir sus respectivas estrategias de desarrollo a mediano y largo plazos, lo cual ofrece una perspectiva promisoria para la cooperación futura.
Existe el amplio consenso de que una relación China-UE estable, pragmática y a largo plazo conducirá al desarrollo socioeconómico de las dos partes, así como a la paz y la estabilidad mundiales, y ayudará a superar diversos desafíos globales y solucionar sus problemas comunes.
RELACIONES CHINA-UE BAJO LA SOMBRA DE LA CRISIS DE LA DEUDA
La actual crisis de la deuda, el más grave desafío que enfrenta la UE desde el final de la Segunda Guerra Mundial, ha afectado enormemente a las economías del sur de Europa, perjudicado significativamente la reputación del euro y sacudido su posición como moneda oficial de la eurozona.
Como un amigo y socio sincero, China se ha mostrado solidaria con la UE y ofrecido su firme respaldo.
En febrero, el presidente chino, Hu Jintao, prometió emprender una coordinación política con el bloque europeo y una activa participación en los esfuerzos globales para apoyar a la endeudada Europa y la eurozona.
En la Cumbre del G20 en junio, China decidió contribuir con 43 mil millones de dólares a la recapitalización del Fondo Monetario Internacional (FMI), como parte de un esfuerzo financiero para ayudar a la UE a superar la crisis.
Durante los últimos meses, China ha mantenido su inversión en los bonos de la eurozona y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, siglas en inglés) y participado activamente en las consultas con el Mecanismo de Estabilidad Financiera (ESM) sobre posibles programas de cooperación.
"China es un inversor a largo plazo responsable y seguirá, como siempre, la práctica de las inversiones diversificadas", expresó el premier chino durante la VIII Cumbre Empresarial China-UE en septiembre.
"Europa es uno de los principales mercados de inversión para las reservas internacionales chinas, y China continuará ayudando a solucionar la crisis de la deuda en la región a través de los medios apropiados", agregó Wen.
Sin embargo, la crisis ha sacado a relucir la interdependencia existente entre las dos potencias económicas.
"Desde el punto de vista de China, una reducción de la demanda de sus productos por parte de la UE es uno de los principales factores detrás de la ralentización del crecimiento económico de China", rese?ó Feng Zhongping, director de Estudios Europeos del Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China.
"Desde el otro ángulo, Europa ha buscado la ayuda de China para superar la crisis y, en particular, la inversión china en el continente y la ampliación de las importaciones desde Europa", explicó Feng en una reciente entrevista con la prensa china.
En este sentido, la crisis de la deuda ha ayudado a impulsar una relación más estrecha y, en momentos tan difíciles, los estados miembros de la UE, acreedores o deudores, aspiran a incentivar la cooperación comercial con China.
"Además, la crisis ha convencido a China y la UE sobre la necesidad de mejorar la administración financiera y enfrentar conjuntamente los nuevos desafíos", subrayó Feng.
Las olas han alcanzado también otros aspectos de las relaciones.
"China y la UE han adoptado una actitud más pragmática respecto a sus relaciones y entablado una coordinación más estrecha en el terreno político", aseveró Zhao Junjie, investigador del Instituto de Estudios Europeos de la Academia de Ciencias Sociales de China (CASS).
Con el propósito de solucionar la crisis de la deuda, dijo, las autoridades chinas y del bloque europeo han formulado e implementado una serie de estrategias para su respectivo desarrollo socioeconómico, además de buscar el consenso y explorar nuevas fuentes de crecimiento para las relaciones bilaterales.
La reestructuración industrial se ejecuta tanto en China como en la UE, que también han situado la economía de bajo carbono y los progresos ecológicos como su futura meta del desarrollo socioeconómico.
"De esta manera, los lazos China-UE han superado la prueba de la crisis de la deuda y seguido avanzando", apostilló Zhao.
La crisis de la deuda ha inclinado además la balanza comercial a favor de China, que ahora se sitúa en una posición más igualitaria con la UE para el desarrollo futuro.
Para Cui Hongjian, jefe del Departamento Europa del Instituto de Estudios Internacionales de China, el país asiático está en una mejor forma de cara al crecimiento económico que la UE abatida por la crisis de la deuda, lo que hace que este último lo trate verdaderamente como un socio económico y político igualitario.
"Sobre esta base, China y la UE cambian su mirada del área económica y comercial a un amplio rango de temas, tales como consultas políticas, cooperación económica y comercial, intercambios culturales y diálogo sobre seguridad", declaró Cui en una reciente entrevista con un diario chino.
Con el aumento de la presión de la crisis de la deuda, sus vínculos económicos y comerciales, anteriormente excesivamente dependientes del comercio bilateral, comienzan a ser apoyados conjuntamente por el otro pilar de la inversión, que ha adoptado una característica de doble sentido más equilibrada. (Sig