El Mar Meridional de China experimentó nuevas turbulencias este domingo, cuando Filipinas formuló sorprendentemente enérgicas acusaciones contra China en el marco de una reunión de cancilleres de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, siglas en inglés).
El secretario de Relaciones Exteriores de Filipinas, Albert del Rosario, cuyo país ha provocado repetidamente a China en temas territoriales y pretendió introducir la interferencia externa en los asuntos regionales, culpó nuevamente a China por la llamada "concentración militar masiva" en el Mar Meridional de China.
Para un país que ha mostrado gran fervor en la adquisición de buques de guerra retirados del servicio de otros países para construir su fuerza militar y realizado diversas maniobras militares en el Mar Meridional de China, los reclamos del jefe de la diplomacia filipina contienen un sentido particularmente irónico y absurdo.
Filipinas, bajo su actual administración, ha sido un verdadero alborotador en la región.
Asaltó y detuvo a pescadores chinos en aguas territoriales chinas. Uno de sus buques de guerra adquiridos tras ser retirado del servicio de otro país quedó varado intencionadamente en el arrecife Ren'ai de China como parte de una acción disfrazada para ocupar ilegalmente ese territorio chino.
Filipinas ha tomado en el pasado la autocontención de China como una se?al de debilidad, en tanto ahora se encuentra en una situación cada vez más difícil cuando una China resuelta contraataca.
El gobierno filipino ha aplicado una estrategia de doble vía para buscar una salida. Primero, ha buscado apoyo de otros países, en particular de Estados Unidos y Japón, para contrarrestar la influencia de China.
Segundo, ha intentado en vano vincular su disputa con China a la agenda de numerosas reuniones de la ASEAN, con el objetivo de sabotear las amplias relaciones entre China y el bloque regional.
Hasta el momento, la estrategia no ha surtido efecto. La interferencia externa en los asuntos regionales sólo ha incrementado la complejidad del tema.
Otros países, especialmente Estados Unidos, que ha estado buscando un nuevo tipo de relaciones entre grandes naciones con China, no ha dado a Manila su apoyo total.
El gobierno filipino sólo logrará estar más aislado si persiste en continuar con la escalada de su disputa con China.
Otros países de la ASEAN se muestran también cansados de ver como Manila enrarece la atmósfera reunión tras reunión regional con sus acusaciones provocativas contra China, nación con la cual el bloque ha mantenido relaciones muy fructíferas.
China siempre muestra su deseo de convertir el Mar Meridional de China en agua de paz, amistad y cooperación y hace todo lo posible para dejar a un lado las diferencias y fomentar el desarrollo conjunto.
La mayoría de los miembros de la ASEAN también han dejado claro que no se inmiscuirán en las disputas bilaterales, a la vez que expresan su aprecio por los vínculos estables y fructíferos con China.
Después de tanto teatro por parte de Manila, es momento de que la ASEAN y China impulsen sus relaciones. Al fin y al cabo, en comparación con el ambicioso plan de integración y cooperación regionales del bloque, las disputas territoriales son como máximo una peque?a distracción.