En China, debido a un largo proceso
de utilización de los números, se ha terminado por conferir
significados culturales a algunos de ellos, atribuyéndoles matices
positivos o negativos. Como resultado de la prolongada influencia
del pensamiento tradicional, muchos chinos creen que hay números
que traen buena suerte y otros que acarrean desgracias. Entre los
primeros están el seis “六”y el ocho “八”, porque “六”(liù)asonanta
con “祿”(lù), que quiere decir “posesión de dicha y dinero a la
vez”; y“八”(b?。﹔ima con “發(fā)”(fā), que supone prosperidad y fortuna. A
muchos chinos también les gusta emplear el número nueve(九). los
antiguos chinos veían en el “nueve” el número más grande, que
implicaba el sentido de supremacía. Por ejemplo, las construcciones
palaciales tenían que encarnar el número nueve o múltiples de
nueve, haciendo resaltar de este modo la posición suprema de los
reyes y emperadores. “九”(jiǔ)es, además, homónimo de
“久”(jiǔ,perpetuo)y el pueblo suele asociar a esta cifra la idea de
la eternidad. Para muchos chinos, el número fatídico es cuatro (四
sì)por ser homónimo de la palabra muerte (死sǐ); en consecuencia, se
abstienen a veces de utilizarlo, como por ejemplo en el número de
teléfono, de habitación, de la matrícula del coche, etc.
A muchos chinos les gustan los
números pares y no los impares, y esto tiene un profundo origen
histórico. Los antiguos chinos, influidos por una serie de ideas
dialécticas simples, creían que el universo estaba constituido por
dos aspectos opuestos y, al mismo tiempo, unidos y que, por ello,
querían que todas las cosas a su alrededor estuvieran emparejadas,
pensando que así se llegaría a la perfección y la redondez. Por
consiguiente, en la vida social se dan muchos casos en que se
presenta el número dos o múltiples de dos, y rara vez se ven
números impares.
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