La escuela acogió a más de 780 personas atrapadas por una tormenta de nieve.

Uso de redes sociales

Wang Yang, residente local, publicó un mensaje en WeChat Moments: "Debido a la ventisca, los hoteles están llenos. Mi familia cuenta con una habitación libre adecuada para una familia de tres miembros. La dirección es...".

Cuando Xu Weiming, de Shiyan, en la provincia de Hubei, leyó la nota se encontraba en las calles nevadas de Guazhou. Llamó a Wang con dudas, pero para su sorpresa, este lo invitó a él y a su grupo a su vivienda.

"Nos dio el dormitorio principal, sábanas limpias, pantuflas, artículos de aseo y té caliente. Más tarde llegaron 7 personas más. A pesar de la falta de espacio, Wang se las arregló para acomodar a todos".

"No es fácil cuando estás lejos de casa. Como residentes de Guazhou, estamos dispuestos a hacer lo que podamos. Fue como tener a 11 parientes en casa durante las vacaciones", precisó Wang.

A la ma?ana siguiente, él y su mujer prepararon el desayuno para sus 11 huéspedes, quienes rieron y charlaron antes de marcharse por la tarde.

Wan Youhui, natural de Guazhou, se disponía a conducir hasta Xinjiang el 17 de febrero, pero le aconsejaron dar media vuelta en la salida de la autopista cuando vio que muchos habían quedados parados.

Wan, quien gestiona una cuenta propia en redes, dijo: "Enseguida me di cuenta de que podrían necesitar un lugar donde pasar la noche".

Tras difundir rápidamente la noticia en internet y pedir ayuda a los residentes locales, la respuesta fue abrumadora. Uno de sus videos acumuló 783 comentarios, y mucha gente, incluidos propietarios de hoteles, tendieron la mano para refugio y comida gratis.

Wan y sus colegas actuaron como intermediarios entre las personas varadas y quienes ofrecían un lugar para quedarse, actualizando la información sobre puntos de acogida organizados por las autoridades.

En un segundo video, Wan agradeció a la población y a las empresas locales. Muchas personas afectadas dejaron comentarios como: "Guazhou es la ciudad más gentil que he conocido. En un radio de 200 km no había cuartos de hotel disponibles, pero una amable persona tocó la ventanilla de nuestro coche a altas horas de la noche y nos preguntó si nuestra familia de cinco necesitaba un lugar donde quedarse".