Una llamada a la oscuridad
En el distrito de Anji, en la provincia de Zhejiang, a 900 metros sobre el nivel del mar, el cielo nocturno luce puro y negro incluso durante el Festival de Primavera. Sin embargo, esto no es así por accidente. El lugar es la primera zona de preservación del cielo nocturno del país, y fue designada como tal por la Academia China de Ciencias Sociales, el Observatorio de Shanghai, y el gobierno provincial de Zhejiang de manera conjunta.
En la siempre iluminada ciudad de Shanghai, el nivel lumínico alrededor de la ciudad es demasiado alto como para realizar observaciones astronómicas. Los responsables del Observatorio de Shanghai han llevado a cabo pruebas en la mayoría de las áreas monta?osas de las provincias de Zhejiang y Jiangsu antes de escoger finalmente este distrito.
Existen una serie de normas a escala internacional para el establecimiento de este tipo de zonas. Todas las personas que vivan cerca del lugar, especialmente aquellos que vivan en un radio de tres kilómetros de distancia, deben contribuir a proteger la zona evitando la contaminación lumínica. Las farolas eléctricas deben estar cubiertas con mamparas especiales que focalizan los haces de luz hacia el suelo, por ejemplo. Estas zonas especialmente protegidas son lugares ideales para la observación astronómica, por lo que el distrito de Anji ha visto construirse, desde que se empezaron a aplicar estas medidas, una estación de observación científica y otros equipamientos similares.
Una llamada a la regulación
Además de la luz artificial irradiada durante la noche, la contaminación lumínica también incluye los reflejos masivos de la luz solar provocados por las enormes ventanas de los rascacielos durante el día.
Un día, en 2008, el taxista Meng Linghui conducía por la ciudad de Urumqi, en la Región Autónoma Uygur de Xinjiang. De repente, un fuerte rayo de luz le cegó, y, a pesar de que frenó con rapidez, no pudo evitar tener un accidente. Fue un alto edificio de cristales el causante de ese reflejo.
Meng se quejaba de que “como no había pruebas suficientes de que fue el rayo de luz el que provocó el accidente, tuve que asumir la responsabilidad plena del mismo”.
De acuerdo con Rui Lihong, ingeniero jefe del Buró de Protección Medioambiental de Urumqi, varios departamentos de los gobiernos locales han ido tomando nota, en los últimos a?os, de los problemas causados por la contaminación lumínica en las ciudades. Pero el gobierno central, sin embargo, aún no ha tomado ninguna medida al respecto, lo que pone a los departamentos implicados en una situación delicada.
Muchas provincias y municipalidades han tomado medidas a nivel local, estableciendo restricciones en la construcción de edificios con grandes cristaleras, por ejemplo. En grandes ciudades como Beijing o Shanghai, los arquitectos están obligados a considerar el tema de la contaminación lumínica que producirán los edificios desde la primerísima fase de los proyectos.
La ciudad de Beijing recibió su primera queja formal por este motivo en 1999. Treinta hogares de un edificio de apartamentos del distrito de Xicheng no pudieron soportar por más tiempo los fuertes rayos de luz que se reflejaban en un edificio cercano. Debido a la ausencia de leyes y regulaciones sobre este asunto, las autoridades no pudieron hacer otra cosa que mediar entre ambas partes. En 2004, Shanghai abrió el primer proceso público sobre contaminación lumínica presentado por los vecinos contra las empresas constructoras. Finalmente, el demandante, de nombre Lu Yaodong, ganó el proceso, pero él sigue pensando que es una pena que la ley no haya apoyado su exigencia de una disculpa pública por parte de la empresa y el pago simbólico de un yuan por parte de la misma. Lu dice que “l(fā)a contaminación lumínica que provocaron interrumpió mi vida durante más de dos a?os. ?No puedo ni siquiera recibir una disculpa por su parte?”
En los últimos a?os, el Ministerio de Protección Medioambiental y otros departamentos gubernamentales han recibido numerosas quejas relacionadas con este tipo de contaminación en todo el país. Los expertos aconsejan que se acelere la creación de una legislación que regule la administración de los recursos lumínicos, considerándolo un asunto de extrema importancia y urgencia.
