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Li Chuanfu y su mujer nos explican los problemas a los que se enfrentan para reconstruir su finca que fue destruida durante el terremoto de Sichuan el 12 de mayo de 2008. Al fondo se observa la fachada de la casa – la única parte que todavía se mantiene en pie. [John Sexton/China.org.cn]. |
Sin embargo, lo que Li Chuanfu pretende en realidad es ense?arnos su vieja hacienda situada a apenas 100 metros del campamento. Nos guía con su motocicleta scooter a las ruinas de lo que fue una sólida casa de campo al borde de la carretera, contigua a su granja. De ella sólo queda la puerta principal; las demás partes se han derrumbado. Un gato de color rojizo maúlla sin cesar y un perro blanco con una mancha negra en la cara permanece allí, guardando fielmente las ruinas mientras Li Chuanfu y su mujer nos ense?an los alrededores. En la parte trasera, la tienda azul que el gobierno les proporcionó, y en la que vivieron tres meses tras el terremoto, todavía sigue en pie.
Li Chuanfu nos explicó que el gobierno comenzará en breve la construcción de cercanas residencias permanentes. Estas serían sus más probables perspectivas de reconstrucción, aunque su objetivo es reconstruir su vieja casa. Espera volver en 3 a?os.
"Haré lo que esté en mi mano para reconstruirla, aunque todo depende de la ayuda que reciba del gobierno y otros" declaró.
Su problema es que necesita más de 100.000 yuanes para reconstruir la hacienda. El gobierno le otorgará una subvención por 22.000, la mitad a pagar al inicio de las obras y el resto a su conclusión, pero resta una diferencia de cerca de 80.000 yuanes. Nos comenta que podría conseguir unos 20.000 yuanes más mediante préstamos, pero todavía necesitarían 60.000 yuanes más. La diferencia es insalvable.
Otras personas del campamento nos relataron historias similares; Deng Minlin, un joven de 22 o 23 a?os que tenía un próspero negocio de producción y venta de pasteles de queso, afirmó que la media necesaria para la reconstrucción está alrededor de 80.000 yuanes, lo cual obliga a la gente a tener que hacerse con 60.000 yuanes extra procedentes de ahorros o créditos. La manera tradicional de conseguir dinero era mudarse al este para trabajar en las fábricas cercanas a la costa, pero la caída de las exportaciones como consecuencia de la crisis dificulta la búsqueda de empleo.
Cruz Roja y otras ONG están ofreciendo ayuda a la reconstrucción en Sichuan, pero se están centrando en las familias más desfavorecidas de entre los sin techo, y el Sr. Li no se encuentra cualificado para recibir su ayuda. En cualquier caso, las concesiones de las ONG parecen insuficientes para salvar la diferencia restante.
A la vista de esto, parece que conseguir juntar los 60.000 yuanes que necesita es una proeza imposible. A menos que el Sr. Li lo consiga por sí mismo, las subvenciones del gobierno seguirán siendo papel mojado.
Al preguntarle cómo se las arreglará, me contesta según el típico punto de vista autosuficiente de los peque?os granjeros, afirmando simplemente “tendré que confiar en mí mismo”.