Los jingpos habitan concentrados en la prefectura autónoma de las etnias dai y jingpo de Dehong, provincia sudoccidental de Yunnan. Su lengua pertenece a la familia de lenguas tibeto-birmanas.
Según registros históricos y leyendas, sus ancestros eran xunchuanmans, que vivían en la parte sur de la meseta Qinghai-Tíbet. En el siglo VII, bajaron a lo largo del sistema monta?oso Hengduan y en dirección sur hasta lo que son hoy la prefectura de Yongsheng y la de Lishui al este del río Jinsha y, a la mitad del siglo XVII, bajaron de nuevo hasta el río Honghe, en la provincia de Yunnan. Su música, danza e instrumentos han recibido mucha influencia de los dais debido a su larga convivencia con éstos.
Los jingpos celebran su fiesta tradicional Munao Zongke a gran escala cada 15 del primer mes lunar, la cual, compuesta de la ceremonia con sacrificios y la ceremonia ritual, acompa?adas de cantos y danzas, se efectúa en homenaje a los antepasados y a sus difíciles travesías y, al mismo tiempo, se dedica a fortalecer la unidad de la etnia. En su lengua, Munao Zongge significa “reunión con canto y danza”.
De esta actividad comunal hay una leyenda hermosa. Dicen que en tiempos inmemoriales, sólo los hijos y las hijas del Sol sabían cantar y bailar, pero no la gente que vivía en la Tierra. Una vez, el Sol invitó a las aves al Munao Zongge en su palacio en el cielo, así que éstas aprendieron a cantar y bailar. Al volar de regreso a la Tierra, estaban tan fatigadas que posaron en los árboles de un bosque, recargados de frutas. Ya bien descansadas y sin poder resistir la tentación de lo aprendido, celebraron su primer Munao Zongge en el bosque. Pero su fiesta fue sorprendida por dos le?adores jingpos, un muchacho y una muchacha. De ahí que el Munao Zongge haya continuado hasta nuestros días entre el pueblo jingpo.
Para esta etnia el Sol y la Tierra son los dioses máximos, uno del cielo y el otro del mundo humano. Después de estos dos viene Mudai, dios del hogar, quien posee mayor poder que los otros. Por lo tanto, los jingpos en el Munao Zongge, además de saludar por regla al Sol y la Tierra ante las tablilla de madera con sus imágenes, rinden tributos a Mudai y a sus ancestros en agradecimiento de sus travesías épicas y de su “génesis”. Al mismo tiempo, el canto y la danza presentados en la ceremonia son una buena educación para los jóvenes.
Generalmente, el Munao Zongge tiene lugar en la plaza de una gran aldea de monta?a, donde reina una densa atmósfera ritual. A un lado de la plaza se levantan cuatro tablas de madera grandes con rayas en representación del Sol (sexo masculino) y la Luna (sexo femenino) y de las largas odiseas de sus antepasados. Debajo de las tablas hay mascotas como el pavo real y el tucán, que son se?ales del campo para el Munao Zongge.
Para acudir a este grandioso evento con tiempo, muchos jingpos se ponen en camino uno o dos días antes. A la amanecida del 15 del primer mes lunar, la gente, trajeada de gala, se llega congregando en la plaza, en espera del gran momento. Las chicas dedicadas a la ceremonia, tocadas en gorros cilíndricos adornados con borlas rojas y vestidas en sayas cilíndricas de rayas rojas, chaquetas cortas de cuello redondo y negro y cerradas con botones de tela en el pecho y chales de esta?o delgado con ampollas de plata sobre los hombros, son especialmente hermosas y lozanas bajo el sol brillante. Y los muchachos, con sables prendidos a la cintura, y con turbantes blancos en la cabeza, adornados con motivos variados y bolitas de felpa en la parte ulterior, son vigorosos y gallardos.
Cuando todo está listo, bajo la conducción del dongsa [Foto 1], sacerdote en jingpo, tocado con gorro de plumas alzadas de pavo real y vestido en bata y alzando un sable largo, y de dos naoshuangs, hombres mayores venerables elegidos por todos, la gente entra a la plaza en dos filas indias y, formando corros unidos bajo las tablas de madera altas, cantan y bailan a los acordes de los tambores de pie de elefante, gongs, laúdes de tres cuerdas y otros instrumentos [Foto 2]. La danza no es complicada, pero sus pasos son rítmicos, rápidos y fuertes. Un millar de jingpos, guiados por los naoshuangs, desfilan bailando en buen orden y en direcciones cambiantes. Mientras avanza la procesión, los muchachos, llenos de espíritu, lanzan gritos y blanden los sables [Foto 3] y las chicas, esbeltas, agitan los pa?uelos de color como mariposas y pétalos de flor. Esta danza de larga duración, llamada “danza de diez mil personas”, es solemne y alegre a la vez. A pesar de la fatiga y el tiempo, la gente parece estar repitiendo el recorrido de sus ancestros desde el noroeste del país hasta la provincia de Yunnan. Sus expresiones graves, sus pasos firmes y el coro ora alto ora bajo, sumados a su a?oranza por los antepasados y el lugar de origen y a su alabanza a los traslados remotos, conmueven hondamente a los espectadores.
Hoy día, en el Munao Zongge, de realización anual, aparte de la ceremonia de homenaje al dios Mudai y la “danza de diez mil personas” con la participación de todos, se han a?adido la danza Zheng Munao para celebrar la cosecha, la danza Budang Munao para imitar la expedición contra el enemigo, la danza Zhan Mudao para revivir la ceremonia de homenaje al dios Mudai en casas de caciques, la danza Gongrang Munao para retratar el reparto de los bienes de casa entre los hermanos y la danza Gonglai Munao para reproducir la mudanza del hogar. Todas estas danzas se ejecutan con acciones similares, pero sus pasos varían en dirección.
Por otro lado, se han incorporado al Munao Zongge también danzas de autodiversión con arte marcial para resaltar el ambiente de la fiesta. Por ejemplo, la Danza con sable es una afición de los muchachos. Esta danza tiene un patrón fijo e implica una serie de acciones establecidas, y con el correr del tiempo ha formado estilos distintos. Puede ser ejecutada por un solo varón usando un sable o por dos hombres armados con sendos sables para batirse como guerreros. No obstante sus estilos y acciones diferentes, es una danza masculina típica de los jingpos. Las mujeres prefieren bailar en grupo la danza Descascarando arroz, para la autodiversión. Con primor giran sus cuerpos y se tocan los pies unas con las otras. Esta danza, alegre y apasionante, encanta en particular a los admiradores.
(CIIC)
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