Cuatro turistas occidentales que visitaron el Tíbet y presenciaron los disturbios recientes en Tíbet relataron la ferocidad en una historia publicada hoy por el diario británico The Times.
Titulada "Lo golpearon en la cabeza. Quedó tirado en el piso sin moverse", en la historia un turista de Suiza dice que vio cuando la multitud golpeaba a un anciano que iba en una bicicleta.
"Ellos aullaban como lobos", dijo Claude Balsiger. "Ese es el punto en que la situación enloqueció".
También describió que vio a un turista canadiense que intervino para rescatar a un joven que estaba siendo atacado por la multitud.
"Lo estaban pateando en las costillas y estaba sangrando del rostro", dijo. "Pero después un hombre blanco se aproximó... y lo ayudó a levantarse".
"No nos sentimos en peligro, pero alguna gente del grupo estaba profundamente conmocionada y una persona resultó herida por una roca que le golpeó la cabeza", dijo Stephen Thompson de Nueva Zelanda.
Martin Camps, de 55 a?os de edad y origionario de Alemania, dijo que había llegado a Lhasa con su esposa en el tren desde Beijing el viernes pasado, pero que todos los atractivos estaban cerrados por los disturbios.
John Kenwood, un mochilero de 19 a?os de edad proveniente de Canadá que pasó 10 días en Lhasa, hizo un recuento similar de la violencia.
El dijo que vio cuando al menos cinco personas eran atacadas por la multitud, incluido un motociclista de unos 20 a?os de edad que él cree fue asesinado a golpes.
"Lo golpearon en la cabeza con un trozo de banqueta", afirmó. "Quedó tirado en el piso sin moverse".
El 14 de marzo, estallaron disturbios en los que se llevaron a cabo golpizas, destrozos, saqueos e incendios, los cuales rompieron la paz en Lhasa.
Los alborotadores incendiaron más de 300 sitios, incluidas residencias y 214 comercios, destrozaron y quemaron 56 vehículos y atacaron escuelas, bancos, hospitales, comercios, oficinas gubernamentales, empresas públicas y oficinas de medios de comunicación estatales.
El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Qin Gang, dijo el martes que los disturbios de Lhasa fueron organizados, premeditados, tramados e incitados por la camarilla del Dalai Lama, lo que evidenció una vez más la naturaleza separatista de la camarilla del Dalai Lama y la naturaleza hipócrita y fraudulenta de sus alegatos de supuesta "paz" y "no violencia", afirmó.