Pato laqueado a la pekinesa servido en el famoso restaurante Quanjude |
Estrellas de mar, escorpiones y otros ‘a(chǎn)peritivos’ a la venta en Wangfujing |
Por Daniel McCrohan (autor de Lonely Planet)
Al igual que los innumerables e inspiradores paisajes que pueblan su vasta geografía, China es también el hogar de una enorme diversidad de pueblos. Los Han son la etnia dominante, pero existen más de 50 grupos étnicos que consideran a China como su hogar, cada uno con una gama de tradiciones, costumbres, lenguas y estilos de vida que pueden dejar al viajero boquiabierto.
Sin embargo, a pesar de todas estas diferencias, hay algo que une a todos los pueblos chinos como ningún otro: la pasión por la comida. De hecho, sentarse a la mesa es algo tan importante que cuando los chinos se saludan, no se preguntan “?Cómo estás?”, sino “?Has comido ya?”.
Así pues, para el viajero, un viaje a través de China constituye una aventura a través de la más sorprendente variedad de delicias culinarias primorosamente preparadas que uno pueda imaginar: un festín para los sentidos imposible de olvidar.
Un manjar digno de reyes
El pato laqueado, o pato a la pekinesa, es el rey de la comida china. Este plato fue inventado entre los muros de la Ciudad Prohibida y originalmente sólo era servido a la realeza. De hecho, sólo cuando uno de los cocineros retirados del emperador decidió abrir un restaurante al público la receta secreta escapó, y el pueblo llano pudo probar esta delicia real. El pato a la pekinesa es similar al pato crujiente y las tortitas que uno encuentra en los menús en occidente, sólo que con más cuidado a la hora de prevenir que la carne del pato se vuelva seca, dando como resultado un plato mucho más jugoso y sabroso. En la actualidad, el pato laqueado sigue siendo relativamente exclusivo gracias a su elevado precio, pero el ‘laobaixing’ (pueblo llano) de Pekín no tiene por qué preocuparse: las calles de la capital rebosan también de papeo asequible.
?A comer gusanos!
Los puestos y mercados de aperitivos abundan y son perfectos para llevarse un bocado. Y es en estos puestos a pie de calle donde uno puede degustar algunas de las creaciones culinarias más raras de China. Acércate al mercado nocturno de Donghuamen, cerca de la calle comercial de Wangfujing, por ejemplo; allí podrás paladear delicatessen tales como caldo de intestinos de cordero o escorpiones asados. Si eres amable con los chefs, ?puede incluso que te dejen comértelos vivos!