Mientras que los lugares anteriores se limitan a imitar experiencias terroríficas, Fortezza Medicea, en Italia, proporciona una experiencia real. Los osados comensales pueden reservar una mesa en este restaurante localizado dentro de una prisión de máxima seguridad. Entrar en él no es tan sencillo como hacer una llamada de teléfono. Los potenciales comensales deben presentar previamente un certificado de antecedentes penales y, si consiguen la aprobación, al entrar en el restaurante serán cacheados y se les confiscarán la mayor parte de sus pertenencias.

Pero tampoco creas que podrás estar lejos de los reclusos: son los camareros y los cocineros, que te servirán el menú bajo la atenta mirada de docenas de guardias armados, dispuestos a salvarte si te encuentras en peligro. Aun así, piénsatelo dos veces antes de quejarte si el filete está poco hecho...

Aunque hay otro restaurante similar en Toronto (Canadá), Fortezza Medicea lo supera con creces –los reclusos de aquí no son ladronzuelos en plena reinserción social a través de la cocina, sino criminales con todas las letras. Sus platos merecen la pena un sacrificio, y con suerte saldrás vivo y coleando del restaurante.