Por Jorge Fernández

Afortunadamente, en este siglo la idea de paz está tomando un nuevo rumbo con el ensanchamiento de la voz del Sur Global, en donde China, uno de los impulsores de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica, tiene un papel preponderante como potencia en ascenso.

Algo funciona ineficientemente en este mundo, especialmente tras la Segunda Guerra Mundial del siglo pasado. La traumática experiencia fracasó en crear un orden mundial de paz prolongada y hoy, a décadas de haberse concluido aquellos devastadores a?os, los pueblos del mundo aún viven bajo el acecho de otra conflagración mundial. ?Por qué no podemos vivir en paz? ?Qué podemos hacer para enfrentar los desafíos mundiales? Los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica han sido desde hace siete décadas un instrumento de la política exterior de China, con los cuales se exhorta a culturas y sistemas políticos distintos a coexistir armoniosamente.

Contrario a la razón y a toda lógica, el llamado ha tenido un efecto parsimonioso en las potencias de Occidente. En el siglo XX, la invitación a construir la paz tuvo pocos adeptos entre los poderosos, los cuales, tal y como ha dado testimonio el planeta, sucumbieron a la intervención y al despliegue de conflagraciones más allá de sus fronteras. Ni la Guerra Fría, que llevó a las dos más grandes potencias al punto del exterminio total, pudo crear conciencia de un axioma universal, a saber, que sin paz no hay desarrollo y sin desarrollo no hay bienestar común. Afortunadamente, en este siglo la idea de paz está tomando un nuevo rumbo con el ensanchamiento de la voz del Sur Global, en donde China, uno de los impulsores de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica, tiene un papel preponderante como potencia en ascenso.

China celebró el domingo 28 de junio el 70 aniversario de la declaración de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica. La ceremonia conmemorativa contó con la asistencia de figuras de todas las esferas de la vida política y diplomática internacional, quienes representaron a más de 100 países. El presidente de China, Xi Jinping, marcó el tono de este evento con el discurso Llevar Adelante los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica y Construir de la Mano la Comunidad de Futuro Compartido de la Humanidad. Las reflexiones del mandatario chino hicieron eco en los representantes del Sur Global, los cuales, como víctimas de guerras y conflictos, coincidieron en la importancia de los principios impulsados por China, no solo como un instrumento de paz sino como un argumento para democratizar las relaciones internacionales.

Estos cinco principios, a saber, el respeto mutuo por la soberanía y la integridad territorial, la no agresión mutua, la no interferencia en los asuntos internos de otros países, la igualdad y el beneficio mutuo, y la coexistencia pacífica, son poderosos pilares para sostener un orden internacional más justo, más equitativo y más pacífico. Si en el mundo de hoy aún hay registros de violaciones a estos principios, esto es, con toda certeza, consecuencia de un sistema en donde prevalece la ley del más fuerte. Es justamente por las características del orden internacional que estos principios permanecen vigentes y cobran importancia. De cara a un mundo de súbitos cambios marcados por la violencia y la desconfianza, su difusión es loable y acreedora de toda reflexión.

En su discurso, el mandatario chino aludió a aspiraciones que se desprenden de los Cinco Principios. La persistencia en la igualdad soberana, el respeto mutuo, la paz y seguridad, la prosperidad y equidad, y la justicia, como se?aló el mandatario, orientan el análisis a la necesidad de construir, sin mayores prórrogas, un sistema internacional democrático. Tarde o temprano, la endeble paz internacional cederá ante un sistema gobernado por el o los más fuertes, y ello, en consecuencia, hace necesario que la comunidad de naciones, el Sur Global, alcen su voz por la construcción de un sistema con normas básicas, inclusivo y con apego al derecho. Si la aspiración es la construcción de un sistema internacional justo, entonces los Cinco Principios son la sustancia que hacen posible este anhelo.

Toda conflagración, cibernética, armada o comercial, asesta lacerantes golpes al sistema internacional. La gobernanza progresista termina rehén de intereses egoístas, los cuales, a su vez, son defendidos por aquellos con mejores instrumentos para hacer la guerra. De cara a esta lamentable situación, los Cinco Principios de Coexistencia pacífica ofrecen una solución para garantizar la estabilidad en un sistema inestable. Jamás los intereses de los más débiles deben quedar supeditados a los designios de los más fuertes. La equidad debe estar entre las máximas del sistema internacional, y la buena gobernanza, estructurada bajo conceptos de equidad y justicia, debe prevalecer sobre todas las cosas. La democratización de las relaciones internacionales debe materializarse bajo un esquema donde prevalezcan y se fortalezcan los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica.

A la par de estos axiomas impulsados por China y su vinculación con la democratización, salta a la vista un concepto más, el de la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad, presentado por el presidente Xi Jinping. Este concepto guarda una estrecha relación con los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica, puesto que enfatiza en la imperiosa necesidad de establecer asociaciones con base en el respeto, a fin de construir consensos que redunden en el bienestar general. ?No es ese acaso el que debe ser un principio rector de las relaciones internacionales? El respeto que se merece cada Estado, sin importar su tama?o o grado de desarrollo, es la fórmula para garantizar la paz. El respeto a otros Estados es un derecho universal  que se establece por encima de culturas, idiosincrasias o sistemas políticos.

La conmemoración del 70 aniversario reitera el compromiso de China por la construcción de un sistema internacional justo, equitativo y dictado por el derecho internacional. Los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica mantienen viva la necesidad de velar, sin cejar en ningún momento, por el derecho de la gran mayoría de países que padece del abuso de los más fuertes. Resulta paradójico que en un mundo en donde la gran mayoría de países busca salir del subdesarrollo, los dictámenes del orden internacional estén definidos por los más fuertes, los cuales buscan su permanencia en flagrante violación a los derechos de los demás. China fortalece al Sur Global y este, a su vez, es una fuerza indomable que unida puede democratizar las relaciones entre Estados y hacer valer axiomas que buscan ante todo el noble fin de prolongar la paz.