Por Xu Wenhong

La esfera dorada de 22 metros de diámetro que brilla sobre la plataforma de observación de 97 metros de altura de la Torre Baiterek refleja la importancia de la capital kazaja de Astaná como nueva metrópolis en la antigua región de Asia Central. La ciudad es la sede de la 24a Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS).

Kazajistán, con la presidencia del mecanismo desde el a?o pasado, ha identificado seis áreas prioritarias -seguridad, comercio y economía, cooperación energética, desarrollo de tecnología digital, protección medioambiental y relaciones culturales y humanitarias- y ha dedicado la cita a reforzar el diálogo multilateral, mantener la paz y promover el desarrollo regional.

En la reunión en curso, se espera que los participantes firmen más de 20 documentos sobre seguridad y comercio, incluida la renovación del Programa de Cooperación en la Lucha contra el Terrorismo, el Separatismo y el Extremismo para 2025-27, y la Estrategia Antidroga de la OCS para 2024-29.

Con el lema “Iniciativa de la OCS sobre la Unidad Mundial para la Paz Justa y la Armonía”, la cumbre contará con la participación de Belarús el jueves como décimo miembro de pleno derecho.

Tras 23 a?os de vida, la asociación agrupa no solo países euroasiáticos y de Asia Central, sino también de Asia Meridional y Oriente Medio, y ahora uno europeo. Ha pasado de ser un mecanismo destinado a resolver problemas fronterizos entre China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán a convertirse en una organización que vela por la seguridad regional y promueve el desarrollo económico y los intercambios humanitarios.

No solo ha facilitado el avance de la región, sino que también ha profundizado la confianza política mutua y ha promovido la cooperación entre sus miembros. Con la inclusión de Belarús, ha devenido una organización regional de 10 integrantes, con dos Estados observadores y 14 socios de diálogo.

Con un PIB combinado de más de 20 billones de dólares, la OCS es uno de los mecanismos regionales más influyentes y goza de mayor voz en los asuntos mundiales.

A lo largo de los a?os, sus miembros han firmado muchos acuerdos de cooperación y propuestas. Por ejemplo, en 2018 se propuso en la Cumbre de Qingdao, en la provincia de Shandong, el concepto de construir una comunidad de la OCS de futuro compartido, incluido en la declaración conjunta.

El "Espíritu de Shanghai" constituye su base e impulsa su desarrollo. Este encarna sus valores fundamentales.

Comprende la confianza mutua, el beneficio mutuo, la igualdad, la consulta, el respeto por las diversas civilizaciones y la búsqueda del desarrollo común, y al defenderlo los Estados miembros pueden interactuar mejor entre sí y llevar un nuevo tipo de relaciones marcadas por el respeto mutuo, la equidad, la justicia y la cooperación beneficiosa para todos.

Con él de guía, la OCS está dispuesta a mediar entre Rusia y Ucrania y crear condiciones favorables para la resolución pacífica de la crisis, pero solo si tanto Moscú como Kiev aceptan el rol mediador de la organización.

Además, la OCS ha tomado medidas para velar por la seguridad energética, alimentaria y financiera, y ha contribuido a la lucha mundial contra el cambio climático.

Gracias al aumento de los intercambios entre sus integrantes, la cooperación en su marco sigue extendiéndose a nuevos ámbitos como las nuevas energías, la agricultura moderna, la economía digital y la sanidad, facilitando la circulación sin barreras de bienes, servicios y capitales, con medidas para reducir el impacto del transporte en el medio ambiente.

Su mayor atractivo queda patente con el creciente número de solicitudes de adhesión de diferentes países.

Tras la cumbre de Astaná, China asumirá la presidencia rotatoria. Con la profunda convicción de que salvaguardar la seguridad y fomentar el desarrollo en su seno es necesario para construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad, China viene aplicando la Iniciativa de Desarrollo Global, la Iniciativa de Seguridad Global y la Iniciativa de Civilización Global. Y seguirá haciéndolo tras asumir el mando de la OCS para crear un futuro mejor para la región euroasiática y más allá.

El autor es vice secretario general del Centro para la Franja y la Ruta de la Academia China de Ciencias Sociales.