Budismo tibetano
A principios del siglo VII, el budismo comenzó a penetrar en Tubo (nombre antiguo del Tíbet) desde la India, Nepal y las planicies centrales de China, emprendiendo una lucha prolongada con el credo Bon, fuerza predominante de la sociedad Tubo. Por espacio de varios siglos, para subsistir y desarrollarse, adaptarse al ambiente humanista y social de la localidad y conseguir más creyentes, el budismo, luego de asimilar gran cantidad del contenido y las formas del Bon - religión indígena del Tíbet -, y aceptar la influencia de diversas culturas de las zonas periféricas, logró transformarse en una importante rama del budismo chino, llamado budismo tibetano o lamaísmo, dotada de un sinfín de sutras en tibetano, ricas teorías y doctrinas religiosas, una estructura organizativa completa, el sistema riguroso de estudio de sutras y orden de aprendizaje y el sistema particular de reencarnación de budas vivientes. Tras lograr esta simbiosis, esta religión se diferenció un tanto del budismo en chino, con tradiciones asentadas en el norte y en el budismo de Pali, que tiene sus orígenes en el sur, y que es conocido como budismo tibetano o lamaísmo.
Luego de prolongada evolución, el budismo tibetano se dividió en muchas sectas, algunas de las cuales ejercieron amplia y profunda influencia sobre la cultura social tradicional del Tíbet y la historia china. Las principales son la Nyingma (conocida como Secta Roja), la Sagya (conocida como Secta de Colores), la Gagyu (conocida como Secta Blanca) y la Gelug (conocida como Secta Amarilla). Entre estas sectas, la Gelug, a pesar de su corta historia de formación, era la más poderosa entre todas. Los dos sistemas de budas vivientes más influyentes, uno del Dalai y el otro del Panchen, procedían justamente de la Secta Gelug.
El budismo tibetano no solamente es reverenciado en el Tíbet, Qinghai, Gansu, Sicuani y Yunnan, sino que también se ha divulgado entre otros grupos étnicos de China, tales como el mongol, el tu, el yugur, el moinba, el lhoba, el naxi, el pumi y el han. Además tiene influencia histórica en Bután, Nepal, el Estado de Mongolia y Rusia.
En la época de apogeo del budismo tibetano, se exigía a cada familia tibetana con varios hijos enviar al menos a uno de ellos para convertirse en monje o monja. Es la razón por la cual los monjes de ambos sexos constituían 25 por ciento de la población tibetana en el siglo XVI e incluso después. En 1951, cuando el Tíbet fue liberado por vía pacífica, había más de 100.000 monjes y monjas, o sea, más de 10 por ciento de la población tibetana en la región. Después de la Reforma Democrática en 1959, los monasterios hicieron también reforma. Desde entonces, los tibetanos tienen la libertad de ser lamas y de volver a la vida secular.
Reencarnación de Budas Vivientes
Durante la formación y desarrollo del budismo tibetano surgieron múltiples sectas y ramas, las cuales, con vistas a salvaguardar los intereses adquiridos y consolidar su posición gobernante, crearon el sistema de transmisión y herencia de los diversos privilegios. Esta es la causa de la reencarnación de budas vivientes.
La reencarnación de budas vivientes del budismo tibetano fue creada por Karma Kagyu, una rama de la Secta Gagyu. En 1283, antes de morir, Karma Pashi, quien había sido galardonado con el título de Tutor Imperial por el Kan mongol Mongo, y había recibido un gorro negro de cantos dorados como se?al de su condición, expresó el deseo de que se encontrara a un ni?o para reencarnar en él y heredara su gorro. Así se inició el sistema de reencarnación de budas vivientes con gorros negros. El sistema de reencarnación del Dalai Lama fue introducido en el siglo XVII, y el del Panchen Erdeni en 1713.
Cuando la Secta Gelug tomó el poder en el Tíbet en el siglo XVII, el sistema de reencarnación de budas vivientes se convirtió en un medio empleado por los hombres en el poder local para mantener prerrogativas. A fin de evitar la difusión de la lacra y el peligro oculto, la Corte de la dinastía Qing promulgó en 1793 los Veintinueve Artículos de la Ordenanza para Un Gobierno Más Eficiente en el Tíbet, prescribiendo en forma jurídica la introducción del sistema de sorteo de fichas con urnas de oro. Para tal propósito, la Corte de Qing mandó a fabricar dos urnas de oro: una para determinar la reencarnación del Dalai Lama y la del Panchen Erdeni, que se conserva hoy en el Palacio Potala en Lhasa; y la segunda, guardada hoy en la Templo Lama de Yonghegong de Beijing, sirve para determinar las reencarnaciones de los Grandes Budas Vivientes y los Budas Vivientes Hutogtu de Mongolia y el Tíbet.
El Estado respeta la fe y la práctica de la reencarnación de budas vivientes, así como los rituales religiosos y la institución histórica del budismo tibetano. En 1992, la Administración de Asuntos Religiosos del Consejo de Estado aprobó la sucesión del Buda Viviente Karmapa XVII. En 1995 la región autónoma del Tíbet, con la ratificación del Consejo de Estado, cumplió la búsqueda y confirmación del ni?o reencarnado del Panchen X y el nombramiento y la entronización del Panchen XI después del proceso del sorteo de fichas de la urna de oro.
Desde la Reforma Democrática, más de 30 budas vivientes han sido aprobados por el Estado y la región autónoma del Tíbet.
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