De estos tiahuanacotas descendieron los incas. Por eso, en el ámbito del mito, se relata que los fundadores del incanato, Manco Cápac y su hermana-esposa Mama Ocllo, surgieron de las espumas del Titicaca, lago sagrado y mágico, y centro de la cultura Tiahuanacu.
Lo que sí registran los cronistas del siglo XVI, entre ellos Gracilaso de la Vega, es la importancia que tuvo el lago en el Imperio de los Incas, por lo que su emperador Pachacutec Inca Yupanqui lo anexó a sus dominios.
Uno de los pueblos que huyeron de los conquistadores incaicos fueron los Urus, quienes se refugiaron en el lago, donde construyeron islas flotantes de totora, nombre de un tipo especial de ca?a que crece en las orillas del Titicaca.
Actualmente, hay más de 40 de estas islas de totora flotando a la deriva en el Titicaca, cuyas comunidades han conservado sus ancestrales costumbres, rituales y dialecto a través de los tiempos, despertando el interés de la antropología.
Los urus viven en chozas de totora, construyen barcos de totora y su artesanía, muy requerida por los turistas, también es de totora. Incluso comen totora, aunque nunca lo recomiendan hacer a los visitantes.
La más grande isla de los urus tiene varios edificios, incluyendo un peque?o museo en donde se exhibe una interesante colección de pájaros y animales disecados propios de la fauna del lago.
Para conservar sus islas, los urus les agregan continuamente totora fresca, puesto que ésta se descompone con el tiempo. Las islas naturales más importantes del lago son las del Sol y la Luna, ubicadas en la parte de Bolivia, y la isla Taquile.