La sequía de 2005, que se extendió por 1,9 millones de kilómetros cuadrados (el 37 por ciento de la Amazonía), ya había sido responsable por la emisión de 1.600 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Según los autores del estudio, la posible causa para la extrema falta de lluvias en 2010 pudo haber sido la combinación del fenómeno climático de El Ni?o con el calentamiento de la superficie del Atlántico norte.
Ello se debe a que el aumento de la temperatura del océano pudo haber desplazado hacia el noroeste la zona de convergencia intertropical, que es la región en la que se encuentran los vientos procedentes de los hemisferios norte y sur y que es responsable por gran parte de las lluvias sobre la Amazonía.
Según Brando, el impacto de las emisiones de dióxido de carbono provocadas por la sequía de 2010 no se sentirá de inmediato sino a lo largo de los próximos a?os, ya que el gas proveniente de la descomposición de la biomasa es liberado gradualmente en la atmósfera.
"Si esos eventos se repiten es posible que la Amazonía deje de ser una de las principales fuentes de captura de dióxido de carbono en el mundo", afirmó.
El investigador agregó que lo más grave es que otros estudios indican que el propio calentamiento global probablemente provocará un aumento de la frecuencia de las sequías en la Amazonía.