“La mayoría de ellos – a?dió – proceden de los países menos desarrollados y con una situación política inestable. Por eso hacen todo lo posible para volver a China, aun si corren el peligro de que su visa falsa sea descubierta al cruzar la frontera”.
El gran sue?o de China no deja de provocar a muchos jóvenes africanos, que hacen todo lo posible por quedarse en Beijing, relacionarse con esta ciudad y su gente y ser aceptados por ella.
Dicen que en ciertos países, algunas de las agencias que realizan trámites de visado han aumentado el precio de sus servicios, que en determinados casos supera en hasta 20 veces el costo de una solicitud normal. Comprar una visa falsa puede costar unos 1.500 dólares estadounidenses.
“Vendedor” Hualong
Hualong tiene muchos trabajos en Beijing. Además de ser profesor privado, hace también peque?os negocios, como venta de artesanías africanas en el Mercado de Xiushui y la zona del callejón Nanluogu, o envía a áfrica teléfonos móviles, ordenadores portátiles, cámaras digitales y otros productos electrónicos de segunda mano que compra en Zhongguancun, para que sus familiares los vendan allá.
La diferencia entre los precios en China y áfrica le permite a Hualong ganar un buen dinero. Para él, la vida en Beijing es mucho más fácil que en áfrica.
“Hace unos días Hualong se fue a la ciudad de Yiwu, donde compró artículos peque?os que tienen un buen mercado en áfrica”, relató Mailakao y agregó que “Hualong me contó que vino a China con el sue?o de ser rico”.