Chengdu, capital de la provincia Sichuan, se sitúa en el oeste de China, en la parte occidental de la Cuenca de Sichuan. Se la conoce como “tierra prometida”. Esta próspera ciudad se caracteriza por su especial té, su cultura recreativa y su modo de vida.
La calidad de vida de sus habitantes se coloca siempre en la primera fila entre las ciudades chinas. La comodidad y la tranquilidad de Chengdu requieren un disfrute pausado; sin embargo, mucha gente la toma como lugar de tránsito. Incluso las agencias de viaje locales toman la monta?a Qingcheng, el proyecto de irrigación de Dujiangyan, la monta?a Emei, el valle de Jiuzhaigou y el valle de Huanglong como características más especiales de la ciudad, puesto que son lugares pintorescos de visita obligatoria. Pero de esta manera, los viajeros pueden pasar por alto el carácter más espléndido de Chengdu. Cabe mencionar que no todas las ciudades chinas disponen del tranquilo ritmo de vida de Chengdu.
Hablamos primero de la cultura culinaria. En Chengdu, degustar comidas es una actividad muy divertida. No es imprescindible ir a los restaurantes famosos, puesto que los aperitivos en la calle demuestran a plenitud la atracción de la comida de Sichuan. Entre las comidas más típicas, destacan Longchaoshou (huntun), Laitangyuan (bolitas de pasta rellenas de dulce), Dandanmian (tallarines) y Dengying Niurou (carne de res seca). La mayoría de las comidas son picantes, característica de los platos de Sichuan; su influencia se ha extendido por todos los rincones del país, incluidos Shanghai, Suzhou y Hangzhou, cuyos habitantes suelen comer también platos ligeros.
Toda la ciudad emana un ambiente libre y relajado. Chengdu tiene muchos sitios que meceren la pena ser visitados, tal como la calle comercial peatonal Jinli. Allí se encuentran casas de té, hoteles, restaurantes, teatros, tiendas de aperitivos y de artesanía. Además, la calle Baojia, la calle Qinglong y la calle Yandai también tienen sus propias características, que pueden cubrir las necesidades de los clientes en todos los sentidos. Tanto los habitantes locales como los visitantes, si pasean lentamente por las calles de Chengdu, captarán el sabor original y auténtico de la ciudad.