En su carta, Obama subrayó que actualmente la economía no debe ceder a las fluctuaciones y perder su fuerza de crecimiento. En consecuencia, todos los países deben apoyar conjuntamente las políticas favorables al crecimiento económico. Si se ralentizara la recuperación de la economía, los países deberían prepararse bien para reaccionar rápida y vigorosamente en el momento necesario.
Esto significa que antes de la verdadera recuperación vigorosa de la economía estadounidense, Obama no desea la retirada de los planes del estímulo económico por parte de los demás países, sino que incluso pide intensificarlos si es necesario.
Frente a la presión ejercida por Obama, la UE reaccionó enérgicamente. La canciller alemana Angela Merkel pronunció el día 19 un videodiscurso en la página web del gobierno federal alemán, pidiendo a los países la retirada de dichos estímulos.
Merkel dijo que “l(fā)os participantes europeos abogan por retirar rápidamente los planes de estímulo económico, a fin de evitar nuevas crisis similares”. El mismo día, Canadá, anfitrión de la cuarta cumbre del G20, expresó su respaldo a los postulados de la UE.
El primer ministro canadiense, Stephen Harper, también envió una carta el día 19 a los líderes del G20, proponiendo a las naciones desarrolladas del bloque reducir la mitad del déficit fiscal en 2013 y estabilizar el nivel de la deuda gubernamental, con miras a disipar la incertidumbre para el crecimiento económico y el riesgo de las fluctuaciones financieras.
La prensa occidental indicó que la posición común de la UE y Canadá prolongará las discusiones pertinentes hasta la cumbre del G20, e incluso afectará en cierto grado el resultado de la reunión.
Según la declaración publicada después de la cumbre de la UE, los países miembros del G20 deben discutir los métodos para aplicar el impuesto sobre las transacciones financieras a nivel global. Herman Van Rompuy, presidente de la UE, afirmó que el bloque empezará a recaudar el impuesto unilateralmente aun cuando el G20 no lo apoyase.
El impuesto, que grava todas las acciones de cambio de divisas, tiene el objetivo de aliviar la inestabilidad de las tasas de cambio causada por el flujo del capital internacional, sobre todo la excesiva expansión de la magnitud del flujo del capital especulativo a corto plazo.
Este método fue ingeniado por James R. Tobin, economista estadounidense y ganador del premio Nobel de Economía de 1981, en un discurso pronunciado en la Universidad de Princeton en 1972. Tobin propuso “l(fā)anzar un poco de arena al motor de las finanzas internacionales”, por eso se conoce también como ‘impuesto Tobin’.
En septiembre de 2009, Gordon Brown, el entonces primer ministro de Reino Unido, propuso gravar con impuestos las transacciones bancarias, una propuesta que fue rechazada por Estados Unidos.
No obstante, muchos medios de comunicación consideran imposible que la propuesta de la UE de aplicar un impuesto sobre las transacciones financieras logre el apoyo unánime de los miembros de G20.